Con el carboncillo se escribe mejor, porque
las letras danzan y recorren el papel con el ritmo del pensamiento que reclama
hacerlo. Quizá se borrarán con mayor facilidad o irán difuminándose con el paso
del tiempo. Entonces si nacimos para el olvido, que más da que escribamos con
tinta o con carboncillo.
A toda constancia queremos permanecer, y sin
embargo lo que acontece es lo contrario, quizá esta sea la condición necesaria
del permanecer mismo.
Lo que permanece es lo que es, si lo que esta
ahí, permanece, entonces vale preguntarnos, ¿entonces qué es lo que somos?
Pues, en esta orilla, creemos que el regalo más
grande es el conocimiento de ti mismo, ¡Ah tarea tan jodida!
Precisamente por tratar de fijar y determinar
lo que no es posible llevarse a cabo.
La vida humana camina y corre, sobrepasa y
vuela sobre la dualidad y quiza como lo muestra un grandioso francés, nuestro
acontecer esta dado en ese horizonte de significatividad, de afecciones y
apertura, que se muestran en el parpadear, apropiar y consagrar.
La libertad entonces son intencionalidades
que se abren en esa tri-mención de lo humano, entre lo que se puede mencionar,
nos afecta y transgrede.
Un suspiro sobrepasa la explicación, una
simple mirada, un gesto, una postura, un acto.
Ahí se acontece, acontecemos.
Cuando acontece la vida, acontece la historia
y la historia es lo que consagra la experiencia vivida, y es posible porque
vincula la temporalidad humana, en la triple unidad que abarca la experiencia
temporal vital.
Es decir lo que ha sido y es, en el siendo aquí
y ahora. Consagrando lo que viene apartir de lo que fué.
Lo sido es lo que permanece pero también
desaparece.
Claro, lo que fue siempre es trasgredido por
el flujo de vivencias que danzan las melodías de las colchas, de experiencias
marcadas por nuestra existencia. De ahí que las lecturas que hacemos de lo que
ha sido, solo tome lugar y sentido, con cierto aire y fluidez de vaguedad en y
con nuestra composición actual.
Ese Bukowski si que se lo toma a pecho. Yo
creo que en esa danza dialéctica se va caminado la vida, se enciende y aflora
la llama, se discipa y va difuminandose con y en medio de la
melodía.
Al final somos eso.
Una melodía que termina por ser olvidada.
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