Primero fué la vida, luego el sol, despues el cuidado de mi abuela, en unos años la dedicación y esmero de mi mamá. Con mi hermana caminé el mundo de la vida en los primeros años, ahí creo que fuimos felices en la niñez.
La escuela me enseño a confiar, creer y obedecer. El colegio me enseñó que desde que nacemos hasta que morimos tenemos que aprender a lidiar con personas, objetos, ideas, palabras y actos. Agradables y desagradables, sinceros y falsos, cercanos y lejanos, de todas las formas.
El amor me llevó al amor a la Philosophia, y esta a odiar la injusticia. Luego conocí el amor de mi vida, el que te corresponde destinalmente, se estaciona, habita y acompaña. En las buenas y en las malas.
Descubrí que Dios existe, no en el mero, simplón y desgastado discurso, Sinó en la piel, en actos y energias, en angustias y emociones.
Aun no se resuelve la pregunta por la muerte, aunque llegó a los 8 años.
No se ha resuelto la pregunta por la libertad.
Y no me convence la convención falaz de la felicidad.
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