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viernes, 14 de noviembre de 2014

Ensayo sobre los parágrafos 9, 10, 11,12 y 13 de Ser y Tiempo de Martin Heidegger

AL SEMINARIO: INTRODUCCIÓN A "SER Y TIEMPO" DE MARTIN HEIDEGGER

POR: CHRISTIAN RICARDO MONTANO LÓPEZ
Octubre 27 de 2014

 

  

 

Ensayo sobre "Ser y Tiempo"  de Martin Heidegger, en los parágrafos §9, §10, §11,§12 y §13.

RESUMEN.


El escrito intenta corresponder de manera general y esquemática,  el capítulo I, de la obra Ser y Tiempo (SyT) de Martin Heidegger, centrándose específicamente sobre algunos elementos de análisis en el recorrido por los parágrafos 9, 10,11,12 y 13.[1] Para el desarrollo del escrito se hace necesario aclarar al inicio,  términos que desde la introducción de SyT son señalados. De ello, que los términos  ‘ser ahí’[2], ‘analítica existenciaria’ y ‘ser en el mundo’, sean expuestos de anticipado a la interpretación de los parágrafos en mención.

INTRODUCCIÓN



La obra SyT (1927) de Martin Heidegger es la más emblemática y reconocida desde su producción intelectual temprana.  En esta hay una revisión minuciosa a toda la filosofía occidental, a la que Heidegger reclama el olvido de la pregunta por el ser. De esto que la pregunta esencial  para la filosofía, deba intentar devolverle el lugar que le corresponde a esta última. Para hacerle frente a esta pérdida vista como olvido, se requiere recobrar una forma totalmente nueva de pensar, más sencilla que la filosofía convencional, pero también más rigurosa, porque sencillamente se requiere un uso más cuidadoso del lenguaje, pero sobre todo una comprensión (verstehen) más originaria de la vida en el plexo total que le abarca en su ‘aperturidad’, ‘significatividad’ y ‘afectividad’[3]. En su más radical posibilidad.

En la filosofía convencional se ha dado prevalencia de modo unilateral a la teoría y además, ésta ha sido concebida simplemente como un captar o aprehender (begreifen); en definitiva, como una forma de apoderarse de las esencias en el concepto. Ante  esto, Heidegger sobrepone la primacía del “comprender” (verstehen) y la pregunta. De ahí que la relación del hombre con el mundo no es primariamente intelectual, cognoscitiva, sino efectivamente práctica. Así, pues, no somos solo ojos mirando, prefijando lugares y espacios desde las categorías de medición y delimitación, sino “también” trato, relación y apertura.


Desde el §2, bajo la estructura formal de la pregunta que interroga por el ser, Heidegger destaca la importancia del preguntar como el camino a la pregunta por el ser. De ello que: Todo preguntar sea un buscar... que apuesta a conocer, “qué es” y “como es” un ente[4]. Bajo esta búsqueda, hay una correlación entre lo que se pregunta por lo preguntado. Ahora, Cuando se pregunta por el “que es” de esto o aquello, se  abarca siempre el orden teorético del objeto, sin embargo, cuando se pregunta por el “cómo es”, la pregunta  ya se dirige a la relación con nosotros.
Así, para la mención  de aquello de que se pregunta, cabe afirmar que todo preguntar necesariamente está dirigido al ser.
Ahora, cuando se comprende el ser,  [al modo de la tradición filosófica],  sobre la reducción genérica, entendiéndole como pretender mostrar el ser, como un ente en cuanto ente, reduciéndolo a otro ente, como a su origen  o como si el ser tuviese el carácter de un posible ente, afirma la necesidad de reiterar  la pregunta por el ser, como la forma adecuada para acceder a los entes. Pero un preguntar qué piensa el sentido de los entes y la relación de estos con el único ente capaz de hace la pregunta, pero sobre todo, sabe preguntar. Estas dos características guían la reflexión sobre el carácter ‘óntico’, como ‘ontológico’ de dicho ente. Y de cara a la posibilidad del análisis, desde su característica ‘óntico-ontológica’.  Ahora bien, para Heidegger, ente es todo sobre lo cual se habla, nombra y remite, pero también este es aquello que somos en cada caso, nosotros mismos. De esto que podamos preguntar: ¿En qué ente debe leerse el sentido del ser? Y ¿de que ente debe tomar su punto de partida el proceso que nos abra la pregunta por el ser?



dasein o  ‘ser-ahí’



En el recorrido por la pregunta por el sentido del ser, Heidegger se propone  llevar a cabo su investigación a partir de la analítica existencial del ‘da-sein’. En alemán da’ significa ‘ahí’ y sein’ significa ‘ser’. Por tanto, el término ‘dasein’, en la composición que lo abarca, dice ‘ser-ahí’.  Aunque el término refiere a la existenz, o existencia, la cual se identifica con el nombrar la presencia de los entes, Heidegger acuñó el término ‘ser-ahí’, para denotar al único ente que es capaz de hacer la pregunta por el ser y diferenciarlo del término ‘existencia’ en su sentido tradicional, la cual le definió como un ente entre los demás entes. Así, cabe destacar la interpretación heideggeriana del ‘dasein’ como ‘ser en el mundo’ o su comprensión de la existencia como posibilidad, como proyecto, y su análisis del ser para la muerte.
Aunque en SyT la pregunta de Heidegger no va dirigida primariamente al ‘ser ahí’,  sino sobre el preguntar por el ser del ‘ser ahí’, esta característica existenciaria ocupa un lugar capital, dada su prioridad e importancia ontológica para el pensamiento de este filósofo.  Esta primacía obedece a que el ‘ser ahí’ es el ente privilegiado que comprende el ser, y por eso la analítica de la existencia constituye el paso necesario para la elaboración de la pregunta por el ser. A pesar que el término existencia, propiamente, sea apartado por Heidegger y reemplazado a lo largo de su tratado de 1927, como “existenciariedad”, lo cual se intenta aclarar en el siguiente apartado.


‘La analítica Existenciaria’



La “analítica existenciaria” en Martin Heidegger, indica la investigación propuesta por este pensador dirigido a abordar la pregunta que interroga por el ser. En el análisis por esclarecer la pregunta por el ser a la base de una sólida estructura de sentido. Se requiere reformular o revisar el camino abarcado por la tradición filosófica, tratada con amplitud en Platón y Aristóteles.
La pregunta por la esencia, responde desde el “qué es”, en su composición categorial y analógica, sin embargo esta pregunta no alcanza a cubrir el ser total de los entes, sobre todo porque en la totalidad ontica, el mundo se halla constituido por los entes, que se logran, ver, establecer, contar y comportar. Más aun, el ente por excelencia, capaz de dar sentido (aunque pre-comprensivamente[5])  al ente en su cotidianidad como término medio, efectivamente es el hombre.
En esta dirección la pregunta que dirige la analítica abarca la pregunta por la existencia del ser, pero no como una consideración de la totalidad de los entes existentes en sí. Heidegger dirige su  análisis sobre el amplio horizonte donde es posible experimentar, relacionar y tratar las cosas del mundo en el mundo. De esto que la ‘circunmundaneidad’ enterminos de Heidegger, es el horizonte que se abre “al” y “en el” hombre sobre el mundo que comprende, abarca y afecta, este es el mundo de la  cotidianidad.
Ahora, el término ‘analítica existenciaria’, el cual es aclarado en el trabajo introductorio de ST, en el § 4. El ‘ser ahí’ es el término designado por Heidegger para referirse a la esencia del ser, comprendida como existencia, por tanto se afirme cómo: la esencia del ‘ser ahí’ esté en su existencia. Este carácter existencial es asumido desde la tradición filosófica como presencia, lo cual comprende al ente existente, como cualquier otro ente nombrado o clasificado desde sus rasgos categoriales. Ante esto Heidegger diferencia cuidadosamente la acepción ‘óntica’ de la existencia, sobre el carácter ontológico del existente fundado en la existencia.
Para profundizar en la estructura ontológica de la existencia Heidegger necesita mostrar por separado lo que constituye la existencia, y para esto separa las determinaciones ónticas que involucran a los términos ‘vida’ y ‘hombre’ para discriminarle precisamente de las estructuras ontológicas que abarcan el ser del ‘ser ahí’ donde el complejo de estas estructuras Heidegger le llamará ‘existenciariedad’. Bajo esta aclaración,  la ‘analítica existenciaria’ obedece a la investigación de las estructuras ontológicas de la existencia, existencia entendida a lo largo de la obra, como ‘existenciario’. Asi: “La analítica de ésta (“existenciariedad”) no tiene el carácter de un comprender existencial, sino existenciario”[6]
El análisis propuesto por Heidegger estudiará entonces  los elementos estructurales de la ‘existenciariedad’, es decir, los ‘existenciarios’, y sobre este análisis poder elaborar, o al menos delimitar  la preeminencia de la pregunta por el ser, solo a la base del “ser en el mundo”.
 

‘El ser en el mundo’


El término ‘ser en el mundo’ es una estructura compuesta, la cual diferencia el ‘ser en’ de lo ‘qué es´, el mundo. En su acepción general se coincide en que hay un mundo, del cual se sabe que existe y precisamente este saber general, es un ‘factum’.
En el mundo se vive, nos relacionamos con los entes del mundo, nos ocupamos de las relaciones cercanas, próximas, como también tenemos noticias de este con mayor o menos claridad, es decir, no dudamos acerca de la existencia del mundo.
Ahora, es precisamente la relación del hombre en el mundo y con el mundo como se cierra la duda acerca de la existencia del mundo, porque es a través del ser del hombre donde toma sentido la existencia del mundo. Así, el mundo constituye la posibilidad de toda existencia, el cual es previo o anterior al preguntar y hasta interpretar. Esto señala que nuestra relación con el mundo es fundamental para la comprensión de nuestra propia experiencia, de esto que sea señalado su carácter ‘a priori’, en tanto ‘ser en el mundo’.
Esta concepción apriorística del mundo, tal como la concibe Heidegger, no puede ser referenciada o correspondida al modo de investigación apriorística establecida por la ciencia positiva. A lo cual advierte ya desde el §11 el deslinde de su investigación de algunas ciencias positivas[7],  donde estas se hallan deficientes para lograr aportes a la investigación ontológica de la filosofía, precisamente por los dos modos de ser en que se halla dispuesto el ‘ser ahí’,  apriorísticamente como término medio. Ante esto Heidegger aclara:
“Lo avistado y visible en tal ver son las –categorías-. Abarcan las determinaciones apriorísticas de los entes “de” que se puede “decir que” de distinto modo en el –logos-. Existenciarios y categorías son las dos posibilidades fundamentales de caracteres del ser. Los entes respectivos requieres que se les pregunte primariamente en cada caso de distinto modo: un ente es un “quien” (existencia) o un “que” (“ser ante los ojos” en el sentido más lato[8]).

El ‘ser en el mundo’ abarca al cotidiano ‘ser ahí’, que existe en el mundo, no como un simple objeto entre los demás objetos del mundo, sino como el ente capaz de preguntar por su ser, y sobre todo, le es posible en tanto posee la determinación óntica del ser, esto es, al que le es propia su existencia, dada su relación con el mundo.
Ahora bien, este ‘ser-ahí’, requiere un preguntar sobre su ser, y ese preguntar está dirigido a su existencia, la cual tiene dos indeterminados modos de ser, es decir, hacen parte de la condición propia del ‘dasein’, y esta característica solo es posible en el mundo, el mundo circundante en el que el ‘ser ahí’ existe. Por tanto, la existencia es vivida, solo porque el ‘ser ahí’ la comprende, es decir tiene de suyo, la posibilidad de acceso a los entes, y estos a su vez modos de darse comprensibles al ser ahí. Es decir, entes ‘intramundanos’(mundo) y ‘ser ahí’ son correlativos en tanto se corresponden y necesita uno al otro.


                                       Capítulo I

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE UN ANÁLISIS PREPARATORIO DEL “SER AHÍ”


Como inicio al planteamiento del problema para el análisis preparatorio del ‘ser ahí’, Heidegger señala la  caracterización de este en el § 9, lo cual viene a ser el camino trazado para la ‘analítica existenciaria’. En dicha descripción se entiende que los entes somos en cada caso nosotros mismos, entendiendo que desde el carácter ‘óntico’ somos determinadas veces en los entes y como los demás entes,  y aunque sea inapropiado afirmarlo desde la reflexión Heideggeriana, podemos decir que el ente ‘ser ahí’ es el hombre. El ‘ser ahí’, no es algo definido en la rudeza genérica[9], de ello que éste, sea entregado a la responsabilidad de su peculiar ‘ser relativamente a’, lo cual señala su posibilidad en la  propiedad e impropiedad que solo tiene lugar en el mundo. De dicha caracterización, Heidegger destaca dos elementos de análisis, a saber: “La esencia del ser ahí está en su existencia” y  el carácter de “ser, en cada caso, mío”.

La preeminencia de la existencia sobre la esencia, desde la mirada de Heidegger intenta deslindar al ‘ser ahí’ de aquello que simplemente es [vorhandenheit] ‘ser ante los ojos’,  o el simple estar delante o estar a la vista[10]. El hombre ya no es algo “dado”, en el que solo quepa decir ‘qué es’, sino también, posibilidad en tanto constituyente de su ser.
 Ahora, para el segundo elemento, este afirma: el ‘ser, en cada caso, mío’, refiere a las posibilidades que definen los caracteres del ‘ser ahí’, que sean cuales sean,  siempre son mías. Ahora, el ‘ser, en cada caso, mío’, tiene la condición de poder ser, tanto en la propiedad y la impropiedad; y a su vez es lo que  caracteriza el ser del ‘ser ahí’. Cabe afirmar que el  ‘ser ahí’  no solo tiene la forma de un ente simplemente visto, nombrado, contado y referenciado simbólicamente, señalado en Heidegger como ‘ser ante los ojos’, sino que además y de sobre manera, no puede ser definido de la misma forma en que se han definido los demás entes, ello es analógica y teoréticamente, como bien se cuenta un árbol, una piedra o un objeto cualquiera.
De ahí que Heidegger haga ver como:
Este ente no tiene nunca la forma de ser de lo simplemente “ante los ojos” dentro del mundo. De donde que tampoco pueda darse temáticamente en el modo del encontrar delante de lo “ante los ojos”…”El ser ahí se determina como ente, en cada caso, partiendo de una posibilidad que él es, y que en su ser comprende de alguna manera”[11].

Para este pensador interesa destacar el modo en que el ser del ‘ser ahí’ no se tome como simple presencia[12]. De ahí que en todo caso, no se caracterize por ser algo “ya dado”;  por tanto la comprensión del ‘ser ahí’, para Heidegger dejará de lado, el verle como un mero objeto genérico, para verle como posibilidad.
En lo que respecta al análisis del ‘ser ahí’, Heidegger comenzará a plantear el problema del ser del hombre partiendo de lo que él denomina como ‘cotidianidad’ (Alltäglichkeit) o ‘término medio’ (Durchschnittlichkeit), o más fijamente la cotidiana indiferenciación del ‘ser ahí’.

El “ser ahí” se determina como ente, en cada caso, partiendo de una posibilidad que él es y que en su ser comprende de alguna manera. Éste es el sentido formal del tener el “ser ahí” por constitución de la existencia. De él recibe la exégesis ontológica de este ente la indicación de desarrollar problemas de su ser partiendo de la existenciariedad de su existencia. Justamente en el punto de partida del análisis, no debe ser el “ser ahí” objeto de exégesis en la diferenciación de un determinado existir, sino que debe ponérselo al descubierto en su indiferenciada modalidad “inmediata y regular”. Esta indiferenciación de la cotidianidad del “ser ahí” no es una nada, sino un carácter fenoménico positivo de este ente. Partiendo de esta forma de ser y tornando a ella es todo existir como es. Llamamos esta cotidiana indiferenciación del “ser ahí” “el término medio”[13].

La misma cotidianidad del ‘término medio’ comprendida hasta este punto como la indiferenciación del ente ‘dasein’ en el mundo de la cotidianidad, no es un vasto o tenue aspecto del hombre, sino precisamente  ese horizonte posible de lo propio y lo impropio del hombre, el cual toma lugar y sentido como estructura de la existenciariedad.

En el marco de la analítica existenciaria que expone Heidegger, se señala la diferencia entre las características de los entes existentes, y el modo de acceder a estos, esquemáticamente definidos en y desde sus propiedades materiales y relacionales,  que tradicionalmente se llaman ‘categorías’ y las características del ‘ser ahí’ a los que Heidegger llama ‘existenciarios’.

Para Heidegger, tanto los existenciarios como las categorías son  las dos posibilidades fundamentales, para una caracterización del ser.  
“Por derivarse de la existenciariedad, llamamos a los caracteres del ser del “ser ahí” “existenciarios”. Hay que distinguirlos rigurosamente de las determinaciones del ser del ente que no tiene la forma del “ser ahí”, las cuales llamamos “categorías”[14].


Pero si, dentro de la filosofía tradicional, ya en aviso de Aristóteles, se ha mostrado el lugar de las categorías y su estrecha relación del ser con los entes. ¿Cómo diferenciar, entonces los elementos sustanciales que pretende Heidegger para la filosofía’?, y además que dé lugar a la preeminencia de la pregunta esencial del hombre. Pues, bien, es crucial denotar la diferencia entre el modo de ser del hombre y el modo de ser de las cosas, de ahí que se pueda señalar la necesidad de lograr preguntar de determinada manera a cada ente. Diferenciando en estricto la pregunta por el ‘ser ahí’, y el ser de los entes. Con lo anterior, es preciso señalar  la diferencia entre el modo de ser del hombre y el modo de ser de las cosas, lo cual abre el análisis que señala Heidegger. Pues el  modo de ser del hombre, de ninguna manera, podrá ajustarse al modo de ser de los demás entes[15]. De esto que el modo de ser y aprehender al ente como presencia [Vorhandenheit] es no sólo insuficiente para lograr describir el modo de ser propio del hombre sino por demás inapropiado en su intento por dar cuenta del ser de las cosas diferentes del hombre.

Con lo anterior, se tiene que la ‘analítica existenciaria’ es previa a la ciencia positiva y sobre todo a  aquella que intente dar cuenta del ser del hombre. Para aclarar esta afirmación, Heidegger se valdrá de su exposición en el § 10, para caracterizar el problema de la legitimación de la ciencia positiva de cara a la antropología, la psicología y la biología en su insuficiencia exclusiva a la ontología fundamental.

Por lo dicho en la idea anterior, la anterioridad de la ‘analítica existenciaria’ con respecto a las ciencias positivas que procuran una investigación referente al hombre, éstas deben deslindarse de éste análisis. Lo importante de esta idea en Heidegger se fundamenta en que el deslinde sólo refiere a la ontología. Si el deslinde se refiere exclusivamente a la ontología, quiere decir que ninguna ciencia positiva puede ser anterior a la ontología, y que un esclarecimiento ontológico sólo puede ser realizado por la filosofía; donde la ciencia positiva queda suspendida de todas sus expectativas explicativas sobre el hombre.

El análisis propuesto en la ‘analítica existenciaria’ establece la pregunta ontológica del ser de la existencia ‘sum’, lo cual es ejemplificado con el problema de la postura cartesiana: Descartes funda el ‘sum’ en el ‘cogito’, dejando de lado el ‘sum’ (cogito) y estudiando el ‘cogitare’ del ‘ego’. Sin embargo la analítica señala precisamente la cuestión ontológica del ser desde el ‘sum’, es decir, desde la existencia del ego.

Tal como es visto  en la filosofía moderna existe un equívoco sobre la idea de “sujeto”, en el sentido de reducir el  campo de la existencia, diferenciada de la tradición filosófica, en este pensador como ‘ser-ahí’, enfáticamente de las formaciones y malformaciones objetivas, en lo rudo que convenga el término para señalar artificiosamente la distinción entre sujeto y objeto. De lo anterior que el ‘ser ahí’ no sea jamás una estructura cerrada o que deba salir para alcanzar el sentido en el mundo; por el contrario,  este es ya siempre y constitutivamente relación con el mundo, dada su co-pertenencia con el mundo.

La utilización de una terminología particular en un sistema filosófico es notoria y normal en el ámbito de la reflexión filosófica. Al revisar la tradición filosófica no es difícil encontrar ciertos filósofos que sentaron sus propios conceptos para diferenciarlos de una tradición y sus interpretaciones. Sin embargo, en  caso de Heidegger su posición es radical, pues considera que evidentemente hay una petrificación de sentido en ciertos términos que limitan o cierran la posibilidad misma, para una adecuada comprensión. De ello que evite términos como vida y hombre, para lograr elaborar su propuesta a integrar el sentido y presencia[16] del hombre, pero precisamente desde el diálogo en el que tiene lugar su ser en el mundo. Así:
“No es, por ende, caprichosidad terminológica el que evitemos estos nombres, así como las expresiones “vida” y “hombre”, para designar el ente que somos nosotros mismos[17].



Por otra parte hay un equívoco en lo que respecta a la ciencia de la biología, la cual aboga como ‘filosofía de la vida’, al pretender llegar a la comprensión del ser del ‘ser ahí’, y nunca plantearse la “vida” misma como una forma de ser. Heidegger le otorga a Dilthey el hecho de abarcar la cuestión de la vida, no solo desde una fragmentación que estudia los   ‘elementos y actos psíquicos’, sino desde el “todo de la vida” erlebnis[18]. Aun con dificultades tanto Dilthey como Bergson en todo sentido personalista aspiran a fundar una antropología filosófica. Más aun, ni desde los aportes de Husserl y Scheler, se llega a determinar con toda radicalidad, ‘el ser del ‘ser ahí’’ o la cuestión del ‘ser persona’. Sobre todo porque  en la triada relacional, en que se circunscribe el personalismo tanto el ser del cuerpo, del alma y el espíritu es un camino insustentable o inexplorable para estas ciencias.


Heidegger dentro de su analítica existenciaria del ‘ser ahí’, deslinda a la psicología, por considerar sus tendencias antropológicas, las cuales como se ha visto grosso modo, impiden una plena o cercana respuesta a la pregunta por el ser de ‘ser ahí’. Las expectativas de dar explicación del ser del hombre son insuficientes, y esa presuposición es fatal; por tanto el problema del ser debe ser reformulado, y la ‘analítica existenciaria’ del ‘ser ahí’ buscará dar respuesta en concreto al esclarecimiento mismo del problema del ser.

En conclusión a este parágrafo, se puede dejar como base para la analítica lo siguiente: la primera es la enfática la distinción de Heidegger en el anterior parágrafo, al diferenciar muy bien, a lo que se refiere como el ‘ser de los entes’, en tanto ‘ser ante los ojos’, fundado en la esquematización conceptual y analógica de los entes y su modo de ser. El cual es el modo en que se circunscribe la ciencia positiva,  más aun, este saber o modo de preguntar de la ciencia positiva resulta insuficiente para poder dar respuesta a la constitución del ser de ‘ser-ahí’, de ello que aunque Heidegger le conceda elementos importantes para el análisis, tanto a Dilthey (en sus concepto de erlebnis) y Bergson, Señalará también la insuficiencia de dichas ciencias para hacer frente a ‘ser-persona’, propuesto por Scheler, en donde la caracterización en que se sostiene el personalismo, no puede ser abarcado por los modos de preguntar de la ciencia positiva. En este caso, la Biología, la Psicología y la antropología.

Al finalizar el parágrafo, en la cita a pie de página, Heidegger afirma:
“Pero el abrir el a priori, no es construir apriorísticamente,…El “apriorismo” es el método de toda filosofía científica que se comprenda a si misma…El horizonte más cercano que tiene que quedar preparado para la analítica del “ser ahí” está en la cotidianidad del término medio de este”[19].

Destaca como ganado el hecho de ubicar al ‘ser ahí’ en su condición más universal, a priori, y ello es en su modo de ‘ser en el mundo’, sobre lo cual queda preparado para la analítica del ‘ser ahí’ su condición de posibilidad a la base de la cotidianidad. Lo cual no es más que el mundo en donde al hombre le es dado, de factum o “facticidad” y es abordado de manera más precisa en el § 12.

En lo relacionado al § 11. La analítica existenciaria y la exégesis del ‘ser ahí’ primitivo, en las dificultades para obtener un “concepto natural del mundo”. Heidegger advierte desde su inicio lo equivoco de confundir cotidianidad con primitividad.
De lo anterior que un análisis del ‘ser ahí’ no puede tener profundidad solamente  al explanar o abrir la indagación sobre la fase primitiva de éste. Sin embargo la “vida de los pueblos primitivos” puede tener una significación positiva en tanto que los “fenómenos primitivos” están menos complicados y encubiertos desde las estructuras de remisión[20] propias de la auto-interpretación del  ‘ser ahí’.
En este parágrafo Heidegger da continuidad a lo expuesto en el  § 10, pero esta vez agregando el deslinde de la ‘analítica existenciaria’ del ‘ser ahí’ con la etnología, la cual no puede tener solidez  dado que los elementos de investigación utilizados por el etnólogo se apoyan en la ciencia positiva de la piscología, tanto vulgar como científica y la sociología.  A lo anterior Heidegger señalará el predominio a la filosofía sobre la ciencia en general y destaca la pregunta por los fundamentos ontológicos como ejercicio de la filosofía, de donde todo avance e intentos de  aclaración de la ciencia positiva no puede ser entendido como progreso, sino, simplemente como repetición óntica.
Parece haber un deseo desde la filosofía, por intentar desarrollar un ‘concepto natural de mundo’. Pero  la gran cantidad de nociones que fomentan el interés de conseguirlo, es lo que impide precisamente la aceptación del desconocimiento del problema.
Cerrando este parágrafo, Heidegger delimita los elementos del problema que estudiará posteriormente. Esto es la idea de mundo con los problemas de su aceptación como concepto natural,  esto es reconocer que el genuino principio del orden tiene su peculiar contenido material, que no se encuentra jamás mediante la operación misma del ordenar, sino que ya está dado por supuesto en ella[21]. De lo anterior que el problema de una concepción natural del mundo, tenga su mayor obstáculo en las interpretaciones, ajustadas al contenido material y su ordenamiento supuesto.  Se puede afirmar que la ciencia positiva sólo puede contribuir indirectamente al fomento de la ontología, puesto que su estudio solo atiende las nociones acerca de los entes y donde el verdadero problema de toda investigación científica radica en la cuestión del ser.   

 



Capítulo II

EL “SER EN EL MUNDO” EN GENERAL COMO ESTRUCTURA FUNDAMENTAL DEL “SER AHÍ”



En lo que respecta al capítulo II,  en los  § 12 y §13, Heidegger se propone profundizar en la interpretación de la estructura que es correlativa al ‘ser ahí’,  de  estas destaca para su revisión dos elementos de análisis. El primero es el de señalar la expresión ‘ser en el mundo´, como un fenómeno dotado de unidad y el segundo tratar de dar claridad a la expresión ‘ser en’, y su relación al conocimiento. Destacando precisamente el término [Verstehen] y lo que él llama la ‘cotidianidad’ (Alltdglichkeit) o ‘término medio’ (Durchschnittliehkeit).

El hombre es fundamentalmente ‘poder ser’, ya que todas las estructuras de su existencia abarcan la apertura y la posibilidad. Es decir, el ‘dasein’ está en el mundo en la forma de proyecto o anticipación. Esta idea de proyecto, es vista como una parte de la  comprensión, la cual se muestra como posesión de la totalidad de los significados que constituyen, el mundo, en tanto ‘poder ser’, es decir relacionándose con los entes, remitiéndose a y en estos, acercándose, alejándose, entendiéndoles.
Esta característica del ‘ser ahí’ destaca el carácter de posibilidad que tiene el hombre, para habitar y relacionarse en el mundo, con los entes y sus modos de ser. De ello que exista a priori, una correlación intrínseca entre el ‘ser ahí’ y el mundo.
Como se ha señalado en varias ocasiones, las entes no son ante todo esas simples presencias, ante los ojos, lo que muestra que siempre nos movemos pre- comprensivamente en el mundo que originariamente existe en tanto hace parte de nuestra existencia. Visto de forma negativa, puede decirse que en esa forma generalizada del término medio, los objetos son siempre, de manera indeterminada, porque siempre tenemos noticias de estos, aunque no se sepa, ¿qué son?, y más aún ¿cómo son?
En el mundo se vive, nos relacionamos con los entes del mundo, nos ocupamos de las relaciones cercanas, próximas, como también tenemos noticias de este con mayor o menos claridad, es decir, no dudamos acerca de la existencia del mundo.
Ahora, es precisamente la relación del hombre en el mundo y con el mundo como se cierra la duda acerca de la existencia del mundo, porque es a través del ser del hombre donde toma sentido la existencia del mundo. Así, el mundo constituye la posibilidad de toda existencia, el cual es previo o anterior al preguntar y hasta interpretar. Esto señala que nuestra relación con el mundo es fundamental para la comprensión de nuestra propia experiencia, de esto que sea señalado su carácter ‘a priori’, en tanto ‘ser en el mundo’.
Esta concepción apriorística del mundo, tal como la concibe Heidegger, no puede ser referenciada o correspondida al modo de investigación apriorística establecida por la ciencia positiva. A lo cual advierte ya desde el §11 el deslinde de su investigación de algunas ciencias positivas como la antropología, la Psicología, La Biología, la Etnografía y la Sociología,  donde estas se hallan deficientes para lograr aportes a la investigación ontológica de la filosofía, precisamente por los dos modos de ser en que se halla dispuesto el ‘ser ahí’,  apriorísticamente como término medio. Ante esto Heidegger aclara:
“Lo avistado y visible en tal ver son las –categorías-. Abarcan las determinaciones apriorísticas de los entes “de” que se puede “decir que” de distinto modo en el –logos-. Existenciarios y categorías son las dos posibilidades fundamentales de caracteres del ser”.[22]

El ‘ser en el mundo’ abarca al cotidiano ‘ser ahí’, que existe en el mundo, no como un simple objeto entre los demás objetos del mundo, sino como el ente que es capaz de preguntar por su ser, y sobre todo, le es posible en tanto posee la determinación óntica del ser, al que le es propia dada su relación con el mundo.
Ahora bien, este ser, requiere un preguntar sobre su ser, y ese preguntar está dirigido a su existencia, la cual tiene dos indeterminados modos de ser, es decir, hacen parte de la condición propia del ‘dasein’, y esta característica solo es posible en el mundo, el mundo circundante en el que el ‘ser ahí’ existe. Por tanto, la existencia es vivida, solo porque el ‘ser ahí’ la comprende, es decir tiene de suyo, la posibilidad de acceso a los entes, y estos a su vez modos de darse comprensibles al ser ahí. Es decir, entes ‘intramundanos’(mundo) y ‘ser ahí’ son correlativos en tanto se corresponden y necesita uno al otro.

El § 13 destaca la aclaración del ‘ser en’ su generalidad, en el propósito de caracterizar fenoménicamente el conocimiento en su relación con la naturaleza, y más aún, el señalar la insuficiencia de este último, para lograr dar cuenta del modo del ser del ‘ser ahí’ en un sentido ontológico. Primariamente porque el conocimiento en el sentido del ‘ser ante los ojos’ se funda en el percibir. Esto es:
“Percibir tiene la forma del llevarse a cabo del “decir” de algo como algo. Sobre la base de este interpretar en el más amplio sentido, se convierte el percibir en determinar. Lo percibido y determinado puede expresarse en proposiciones, y como así enunciado y retenerse[23]
El problema no es un ir del sujeto que se procura representaciones hacia un “objeto” simplemente presente o al contrario. Y tampoco la interiorización de un objeto por parte de un sujeto que se presume, en su principio como vacío.
El ‘ser en el mundo’ no tendrá nada del “sujeto” de que habla con gran registro la filosofía contemporánea[24], porque esta apreciación presupone que el sujeto sea algo contrapuesto a un “objeto” entendido como simple presencia. Así, El ‘ser ahí’ no es algo que esté cerrado, y deba salir como de una capsula, para ir al mundo; pues el ‘ser ahí’ es ya siempre y originariamente relación con el mundo, antes de toda infructuosa y artificiosa distinción entre sujeto y objeto. De ahí que el conocimiento como interpretación no puede partir o fundarse en el desarrollo y articulación de las representaciones (imaginativas), que el ‘ser ahí’ como sujeto individual pueda tener sobre el mundo, sino que es más bien, una elaboración constitutiva y originaria de la relación de éste, el mundo que lo abarca.


Bibliografía básica.

  • Heidegger, Martín, “El Ser y el  Tiempo”, Fondo de Cultura, México. 2009. Trad. José Gaos.
  • Heidegger, Martín, “El Ser y el  Tiempo”, www.philosophia.cl/escuela de la filosofía ARCIS, Trad. Rivera Eduardo.

Bibliografía Complementaria.

  • XIRAU, RAMÓN, Introducción a la historia de la filosofía, Unam, México, 2000.
  • AGUILAR-ÁLVAREZ BAY, TATIANA, El lenguaje en el primer Heidegger, Ed. FCE, México, 1998.
  • BETANCOURT, WILLIAM, El mundo en Husserl y Heidegger. “Mundo de la vida” y “Ser en el mundo” , Anuario Colombiano de Fenomenología,Vol-II, Universidad del Valle, 2008.
  • ARISTOTELES, Metafísica · libro décimocuarto · Ν · 1087a-1093b
  • POEGGELER, OTTO: El camino del pensar de Martín Heidegger, traducción de Félix Duque, Madrid, Alianza, 1993.
  • VATTIMO, GIANNI: Introducción a Heidegger, México, D.F., Gedisa, 1987.
  • XOLOCOTZI YÁÑEZ, ÁNGEL: Fenomenología de la vida fáctica. Heidegger y su camino a Ser y Tiempo, Eds., Universidad Iberoamericana y Plaza y Valdés, México, 2004.
  • MUÑOZ JACOBO, Caminos de la Hermenéutica, Biblioteca nueva, Madrid, 2006.



[1] En el  intento de aclaración se tomarán citas y referentes a la obra misma, de parágrafos anteriores y posteriores, con el propósito de dar mayor claridad a las afirmaciones relevantes al escrito.
[2] Se utilizará el encomillado sencillo, para señalar términos propios de Heidegger, bajo la traducción de José Gaos. El encomillado doble para las citas completas ajustadas a la bibliografía compilada.
[3] Los tres elementos en efecto desbordan literalmente los parágrafos sobre los cuales está dirigido el escrito, sin embargo por corresponder aquí, a la introducción del escrito, son señalados. A estos términos no puede vérseles como elementos o estructuras por separado del a priori ‘ser en el mundo’,  precisamente porque son conceptos ontológicos y correlativos a la estructura total del ser del ‘ser ahí’. Señalo ‘solo’ su referencia, precisamente para dejar claro que los términos no son ajenos al tema de la comprensión ( al menos en el primer Heidegger) y sobre todo, a cualquier referencia general de los términos ‘ser ahí’, ‘analítica existenciaria’ y ‘ser en el mundo’ en sentido estricto a mi criterio. En su aperturidad: “La expresión ‘ahí’ mienta este esencial ‘estado de abierto.’”…”El ‘ser ahí’ trae consigo, de suyo, su ‘ahí’, careciendo de él, no sólo no es,  de facto,  sino que no es, en absoluto, el ente de esta esencia. El ‘ser ahí’ es su ‘estado de abierto’. Ibid, §28, Pag150.  La significatividad: ‘El comprender mismo se deja referir, en y por estas relaciones. El carácter de relación de estas relaciones del referir lo consideramos como un ‘signi-ficar.’”…”Estas relaciones están ensambladas entre sí como una totalidad”… “El todo de relaciones de este significar lo llamamos  la ‘significatividad’”. Ibid, §18, Pag101,102. En su afectividad: “Lo que en el orden ontológico designamos con el término de disposición afectiva [Befindlichkeit] es ónticamente lo más conocido y cotidiano: el estado de ánimo, el temple de ánimo”…”La disposición afectiva es un modo existencial fundamental de la aperturidad originaria del mundo, la coexistencia y existencia, ya que esta misma es esencialmente, un estar en el mundo”   Ser y Tiempo, Rivera,Eduardo. §29 Pag138,141.
[4] Heidegger, Martín, “El Ser y el  Tiempo”, Fondo de Cultura, México. 2009. Pág14.
Nota: “qué es” y “cómo es” un ente, son preguntas que expresan ya desde su estructura, el indagar por la esencia y la existencia. Preguntas que son abordadas de manera más comprensible, en el parágrafo 9.
[5] Vatimo, Gianni: Introducción a Heidegger,  Gedisa, Roma,2002, pág23.
[6] Ibíd. §4, Pág22.
[7] Específicamente la  Ciencia de la matemática, y ajustado a los parágrafos en mención  la Antropología, Psicología, Biología, Etnografía y Sociología
[8] Ibíd. §9, Pág57.
[9] Destaca acoger el término categoría, como el nombre que refiere a personas o cosas pertenecientes a conjuntos de seres que tienen las mismas características, lo cual denota rudo en un sentido grotesco, para con un trato adecuado o ajustado a la constitución propia del hombre. Quizá el término, no sea el más explícito, sin embargo aquí se emplea, sobre todo de cara a lecturas exteriores que acusan la violencia desde el lenguaje, amparada invisiblemente, en lo cultural y estructural. Confróntese en El triángulo de la Violencia de Johan Galtung.
[10] “Lo fundamental de la idea de la vorhandenheit, traducida por Jose Gaos, como “ser ante los ojos” refiere  que la cosa simplemente está, sin afectarnos por ello a nosotros”. “Heidegger, Martín, “El Ser y el  Tiempo”, www.philosophia.cl/escuela de la filosofía ARCIS, Trad. Rivera Eduardo. Lix. Pág427”.
[11] Ibíd. §9, Pág55.
[12] Para la filosofía griega en aviso de Aristóteles, la identidad de la presencia se constituye como idealidad del eidos  o sustancialidad de la ousía o esencia. Que efectivamente no se haya aun diferenciada con la existencia.
[13] Ibíd. §9, Pág55.
[14] Ibíd. §9, Pág56
[15] Una característica esencial del hombre, denotada por Heidegger en su análisis en su neutralidad. La cual no es pura nulidad o indeterminación vaga, señalada específicamente en el término medio. Mas al contrario es lo que permite al "ser ahí", poder “ser en el mundo”, un mundo dotado de tres aspectos fundamentales en la reflexión de este pensador (al menos en el primer Heidegger), lo cual es la aperturidad, significatividad y afectividad que solo tienen lugar y sentido en la posibilidad más propia del hombre.
[16] Para Heidegger  la presencia, no puede  fundamentarse solo en el “ser ante los ojos”, vorhandenheit, sin embargo la presencia será abordada como el acontecer del dasein. Lo que en Husserl puede señalarse como presente viviente.
[17] El Ser y el tiempo, p. 58
[18] Para Dilthey “la vivencia es: la unidad – estructura  de actitud y contenido”. Por tanto la vivencia es experiencia vivida y por ende vital a un hombre que en su carácter histórico, reflexiona sobre lo que ha vivido y pensado en el pasado. Wilhelm Dilthey, El mundo histórico, Fondo de cultura económica, México, 1944, pág31.
[19] Heidegger, Martín, “El Ser y el  Tiempo”, Fondo de Cultura, México. 2009. Pág62.
[20] Se señala aquí, a las estructuras de remisión como los modos en que se relacionan los objetos y el sentido que le damos desde el lenguaje, lo cual revela parte de su complejidad en las denotaciones y connotaciones que solo se diferencian en el nivel cultural en que los pueblos las identifican o no.
[21] Ibíd. §11, Pág62.
[22] Ibíd. §9, Pág57.
[23] Ibíd. §13, Pág74.
[24] Destaca la referencia a los estudios de Ferdinand de Saussure, los cuales sirvieron para el inicio y posterior desarrollo de la lingüística moderna en el siglo XX.

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