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lunes, 14 de octubre de 2013

El ser-ahí Existenciario

&3.3  EL SER-AHÍ EXISTENCIARIO.

El fundamento del ser-ahí existenciario es el eje del presente numeral, donde se intenta señalar  el carácter ontológico del hombre como posibilidad de poder ser con los otros. La comprensión del hombre ya no es asumida como un simple objeto o ente existente, como lo hará la ontología tradicional establecida desde el postulado de descartes.

El Dasein es comprendido como unidad existenciaria, en la que se intenta mostrar el fundamento del hombre como un ser abierto a lo posible. De tal modo que el presente ítem intenta señalar a que se refiere el término existenciario a lo largo del escrito y cual es su importancia en la analitica existencial que señala Heidegger.

Cuando se alude a lo posible en el hombre, lo que se quiere  es anunciar la potencia propia de éste para poder ser en su existir, de ello que Heidegger le mencione como estado de abierto o el encontrarse de la cotidianidad, propio del “ser ahí”.

Al potenciar la apertura como totalidad, el hombre esta  absorbido en el uno de la cotidianidad, y el hallarse anulado en cada uno de los otros, es lo que patentiza una versión de fuga del “ser ahí” ante sí mismo. En otras palabras, se puede decir que en la cotidianidad el hombre está regido por el decir y hacer de todos, y al ser esta la negación de la autenticidad que busca el pleno existir del hombre, es lo que potencia a que pueda darse la afección, la pregunta, la decisión y el acontecer autentico del “ser-ahí”.

El  “ser-ahí” existenciario, en su apertura a lo posible, se referencia desde la cotidianidad, y estrechamente con los estados de ánimo, separándose un poco de lo cotidiano. Dichos estados de ánimo, no estarán asumidos desde la mera descripción o simples cambios sentimentales,  más bien, como estado de apertura de lo más conocido y simple. La decisión del existenciario Dasein se logra desde una disposición plenamente afectiva para decantare en la resolución de cada cual.

El poder decidir libremente es la correspondencia a poder existir, de modo autentico. Sin embargo, es preciso no confundir la decisión con un simple decisionismo de esto o aquello.
La indagación filosófica por el estado de ánimo, se ha encasillado sobre las oscilaciones sentimentales emotivas de modo distorsionado, como lo señala nuestro autor:
“Estos estados de ánimo emotivos son entendidos a partir de la concepción del hombre como sujeto aislado, como “anuncios” que “vienen desde el interior”. Los estados de ánimo emotivos son vivencias que hierven, burbujean y se esfuman en el sujeto. Esta es una forma distorsionada de entender los estados de ánimo”. 

A modo de Heidegger, esta determinación se justifica en un simple psicologismo que abarca la condición  mas primaria del hombre, y además sobre lo que se trata de superar, abre y muestra la compresión del “estado de ánimo” como elementos constitutivos del “ser-ahí existenciario”.

Un estado de afección emotiva solo puede abrir el camino sentimental que no conduce más que al retorno de lo vivido desde sus particularidades. La ira, por ejemplo, solo conduce a la vivencia vacía en tanto no se escucha nada, pues su decir solo trasmite oscuridad,  por el contrario, en la alegría todas las cosas se muestran claras, vivaces y transparentes.

El estado de ánimo guiado por la alegría,  abarca el impulso fundamental para llevar a cabo la labor o el trabajo autentico de cada cual. Cuando se “lleva a cabo” la decisión, esta labor autentica tiene que ver estrictamente con el estado de apertura del hombre y su capacidad de decisión sobre sí-mismo. La decisión es el estado de resuelto sobre y desde sí mismo, es la conciencia abriéndose en su sendero existenciario que constituye la autoafirmación de cada uno en la pregunta por ¿Quién es el hombre?, ¿Quiénes somos?

El inconveniente primario para la decisión es el temor, en éste se legitima la perdida de la libertad, pues lo amenazador del mundo, es amenaza solo cuando ya no podemos ser en el mundo. La decisión se impetua con un profundo “estado de ánimo”, y esta resolución abarca la responsabilidad sobre lo decidido y ante todo con lo que conmemora la decisión misma.

Heidegger indica como a través del “estado de ánimo emotivo” se muestra la apertura del ser, abriendo el descubrimiento de lo que es, su indicación la refiere de la siguiente manera:

“El ser, empero no se nos revela nunca y en absoluto originariamente en el conocimiento científico de objetos, sino en los estados de ánimo emotivos del trabajo que allí vibra y a partir de la determinación histórica de un pueblo que determina todo este conjunto. 

La vecindad del ser toma proximidad con el “ser ahí” en su estado de apertura que es el hombre dispuesto y decidido. El aseguramiento respecto a la decisión vincula la determinación histórica en tanto afirmación comprensora. Y lo referente a lo histórico se hace patente en la decisión autentica del ser-ahí, en el sentido de comprender la decisión como fundamento ontológico del ser-ahí, para fijarse en la historia, denominado en Heidegger como lo sido , o acontecido en esencia.

Se trata de  reservar del todo, el carácter ontológico del sentido del ser del ente, como apertura sobre las sendas que le pueden mostrar al hombre, y la decisión por el  sí-mismo, comprendiéndose que sólo un acontecer, asegurado en su historia puede otorgarle la posibilidad de dirigir su propio destino, su futuro y su prevalencia sobre su memoria fijada por el valor de lo sido.

El aseguramiento del ser-ahí existenciario convoca el preguntar por el sí-mismo originario, que busca el sentido propio del ser-ahí, en la pregunta por la esencia del hombre. La tarea de la analítica existencial abre  la constitución fundamental del “ser-ahí” como “ser en el mundo”, cuyo objetivo es, el descubrimiento de la estructura original y unitaria del ser del “ser ahí”, en tanto señalamiento de  las posibilidades y maneras de su tener que “ser”; que hasta ahora han sido caracterizadas en su momento cotidiano y existenciario. En la cotidianidad se señaló la importancia de la pregunta, los estados de ánimo y la impropiedad del decir común en el cual es absorbido el Dasein en las habladurías, la avidez de novedades y la ambigüedad.

El ser ahí existenciario, y su fundamento ontológico señaló la importancia de la decisión y los estados afectivos y positivos del hombre, para afirmar momentos de fuga a lo común de la cotidianidad, sin que su existencia quede clausurada a nunca volver sobre la cotidianidad, pues es este momento lo que potencia y hace parte de la fuga para poder ser.













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